sábado, 18 de julio de 2009

Artemisa Gracias Nota a Francisco Aguayo .Paternidades

Repensando las paternidades
Por Hugo Huberman | 16.7.2009

El movimiento de hombres por la equidad es cada vez más visible. Francisco Aguayo forma parte de él y reflexiona aquí sobre las paternidades. Celebra los nuevos debates en torno al tema aunque advierte que queda mucho camino por recorrer.
Paternidades y equidad comienzan a ser parte de un camino de revisión y nuevas complejidades que algunos los hombres parecen dispuestos a recorrer en los últimos años. Francisco Aguayo forma parte de ese itinerario en América Latina. Este psicólogo chileno es director de EME, Masculinidades y Equidad de Género , un espacio dedicado a la investigación social y el desarrollo de programas y redes en temas de masculinidades y equidad de género.
-¿De qué manera, los estudios y el movimiento de hombres, han traído nuevas conversaciones sobre paternidades y desde que ligazones se articulan?
Se está conversando cada vez más sobre la paternidad de los hombres, tanto en los medios de comunicación, en la academia, entre activistas, como en la vida cotidiana. Al mismo tiempo debemos escrutar estos discursos y nuevas prácticas. Algunos de ellos traen consigo nuevas formas de disciplinamientos sociales, de culpabilización de algunas personas o identidades, de discriminación. Los estudios sobre hombres y en particular sobre paternidades están aportando desde hace un tiempo en nuestra región a la comprensión del fenómeno de las paternidades, a la visibilización de sus complejidades y a la ampliación de sus bordes. Aun queda mucho camino por recorrer.
- ¿Por qué hay muy pocos datos fácticos sobre paternidades en el mundo y no es una variable demasiado registrada?
La mayoría de los datos sobre cuidado y crianza son leídos desde la maternidad de las mujeres. Y en los hechos la mayoría de las funciones de cuidado –no solo de niños y niñas sino también de ancianos y enfermos- es realizado por mujeres, muchas veces sin remuneración y con baja valoración de esas labores.
Por otra parte contamos con algunos datos sobre la paternidad de los varones, los cuales están poco difundidos y escasamente problematizados. Esto se debe en parte a la existencia de un discurso dominante acerca de quienes tendrían que hacerse cargo del cuidado y crianza de las/os niñas/os que plantea que es papel de las mujeres. Este discurso se basa en la tradición y en la naturalización del cuidado: si las mujeres son quienes gestan por nueve meses y luego amamantan, entonces ellas tienen que cuidar.
En realidad los datos sobre el positivo impacto que tiene la presencia involucrada de los hombres en la paternidad no son convenientes para el discurso dominante, son disruptivos, producen ruidos, y atentan contra los privilegios masculinos de mantenerse alejados de las labores de cuidado y domésticas y contra los privilegios femeninos como tener mayor contacto y cercanía con los hijos e hijas.
- Los estereotipos, las convenciones, la cultura de los géneros tiende hacia un tipo de paternidades explícitas. ¿Cómo funcionan en esos mandatos los conceptos de filiación, tradición, autoridad?
Por un lado, hay una ideología que presiona hacia la valoración de las paternidades heterosexuales dentro de un matrimonio. Todo lo que se aparte de ese modelo tendría menor valoración. Por ejemplo, si no se es padre, o no se es padre biológico la masculinidad de esa persona podría estar en cuestionamiento social.
Por otro lado, el modo como es construida socialmente la paternidad resulta en privilegios para los hombres. Así se observa, por ejemplo, en el privilegio de no cuidar de manera compartida con la madre si ocurre un embarazo, o de poder alejarse de sus hijos o hijas sin tanto castigo social como ocurre en cambio cuando una madre se aleja. De este modo hay más hombres que mujeres que no cuidan de sus hijos o que tienen poco contactos con ellos. Asimismo los hombres aportan menos porcentaje de sus ingresos al ingreso familiar. Finalmente, es preciso decir que este ordenamiento también otorga privilegios para las mujeres – no solo inequidades o desventajas-, como poder estar más cerca de los hijos o hijas, mayor órbita de decisión en la socialización, e incluso a veces la posibilidad de excluir al padre o reemplazarlo por otro.
Considerando lo anterior, las categorías contenidas en la legislación civil suelen reproducir un ordenamiento de roles segregados y complementarios entre hombres y mujeres, con subordinación de la mujer al hombre. En este ordenamiento muchas veces los hombres todavía son considerados principalmente como proveedores económicos. Y la maternidad es considerada asunto de mujeres, lo que se prueba con el fenómeno de las separaciones, ya que tras ellas el cuidado de los hijos suele entregarse socialmente a las madres.
- Las paternidades adolescentes, son una realidad hoy ¿que nos podrías decir en referencia a esto?
Las paternidades adolescentes son registradas y medidas usualmente desde las maternidades adolescentes. Se trata de un fenómeno muy complejo y de alta implicancia para las biografías de esos padres y madres adolescentes y para el futuro de esos hijos e hijas, dado que las respuestas sociales tienden a fragilizar sus condiciones de desarrollo y oportunidades.
Algunos caminos que me parecen muy importantes en el tema de las paternidades adolescentes son: considerar a los hombres fecundos, educar tempranamente, contar con acceso a buenos servicios de salud y métodos anticonceptivos, considerar que la participación de los hombres como padres es tan importante como la de las mujeres como madres, ofrecer condiciones y apoyos sociales adecuados para el desarrollo tanto del niño/a como de las/os adolescentes, apoyar la consecución de los estudios, apoyar la inserción laboral, etc. Encontramos una alta estigmatización frente a un embarazo adolescente reproduciéndose el ordenamiento segregado de roles según género. Finalmente, los niños y las niñas tienen derecho ser cuidados por ambos, la madre y el padre, estén juntos o separados, sin importar su edad.
- Los términos cuidado y domesticidad ¿cómo se relacionan con el tema de paternidades?
Me parece estratégico hablar de cuidado en el término más amplio posible, considerando todas las formas de cuidado de otras personas, material y afectivo, y que puede ser ofrecido por cualquiera, desde los padres biológicos hasta cuidadores institucionales. De este modo paternidad y cuidado se relacionan íntimamente.
Por otro lado, observamos un discurso de mayor interés por la participación más activa de los hombres en tanto padres. Sin embargo, este discurso permea hacia las otras funciones domésticas distintas del cuidado de hijos o hijas, como las tareas domésticas, el cuidado de ancianos y de personas con problemas de salud física y mental. Se requiere mayor equidad de género en todas estas dimensiones. Para ello precisamos modificar el orden de género en sus cimientos, y socializar y educar a los hombres en el cuidado de otros. Adicionalmente se requieren mejores condiciones sociales para el cuidado como salarios adecuados, trabajos con adecuada protección y que permitan una mejor conciliación de la tensión entre el trabajo y la familia, entre la sobrevivencia y el cuidado.
- ¿Qué tipo de políticas públicas apoyarían a los hombres para un mayor involucramiento en las crianzas de sus hijos e hijas?
Todas las políticas que buscan que los hombres estén más involucrados en los procesos de salud sexual y reproductiva y en la paternidad. Desde aquellas para prevenir los embarazos no deseados, pasando por políticas para negociar uso del preservativos o métodos anticonceptivos entre hombres y mujeres, hasta aquellas que buscan decisiones y tareas compartidas en procesos tales como la participación en los controles de embarazo en el sistema de salud, presencia de los padres en el parto, roles compartidos con las madres en el cuidado, crianza y todos los procesos relacionados con alimentar, bañar, educar, cuidar en salud, etc. También las políticas empleo y de protección social que ofrezcan mejores condiciones sociales para el cuidado.


Artemisa Noticias

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